viernes, 2 de diciembre de 2011

soy el amo de mi destino, soy el capitán de mi alma

Hace ya unas semanas que no escribo, y es porque estoy muy liado con el trabajo, con la negociación de mi convenio de divorcio, pasando los fines de semana con mis hijos y más de una noche con quien me está mereciendo la pena estar.

La verdad es que, en general, soy de los que me cuesta estar de buenas en los días de poca luz, los meses antes y despues del solsticio de invierno el 21 de diciembre, cuando los días son más cortos, muchos días nublados o con niebla. Y eso que ahora estoy rey respecto a cuando vivía en el extranjero, que allí había directamente 2 horas menos de luz por la mañana y otras 2 menos por la tarde. Y mucho más frio.

Pero la suma de todas las dificultades hacen que a veces se le hagan a uno cuesta arriba las cosas, y este mes ha sido especialmente complicado. El trabajo ya sabéis como está, sobreviviendo las empresas como pueden. Pero lo que realmente me está robando las fuerzas son las interminables sesiones con mi ex para intentar llegar a un acuerdo para ser capaces de divorciarnos sin tener que pasar por un juicio. Llevamos ya casi 2 años y ambos estamos agotados. Lloramos los dos, ella tanto delante mía como me imagino que en privado, yo en silencio. La educación de los hombres, que nos cuesta horrores demostrar debilidad, pero que la tenemos. Es impresionante el daño que se sufre en un proceso así. No se lo deseo a nadie. A veces te preguntas si ha merecido la pena incluso emparejarse y casarse. Y yo me agarro a que, gracias a eso, tengo unos hijos que adoro. Con otra persona no los habría tenido a ellos. Habría tenido a otros.

Y cuando más bajo caigo en mi desánimo, más recuerdo un poema que conocí viendo una película de Clint Eastwood. No, no es una de Harry el Sucio ni de vaqueros. Se titula "Invictus", como el poema, y es una bonita historia de superación, de cómo llegó el equipo de rugby de Sudáfrica de pasara de ser el equipo de los blancos, al equipo de toda la nación, y que además ganó por primer y única vez la copa mundial. Y de como Nelson Mandela superó los veintipico de años en cautividad. Recitando un poema de un escritor británico, coetáneo del escritor de "La isla del tesoro", que tuvo una niñez y una vida difíciles.

Cuando me desanimo, paso a releer esas líneas, y me digo a mi mismo ...

.. soy el amo de mi destino, soy el capitán de mi alma.


INVICTUS

Más allá de la noche que me cubre
negra como el abismo insondable,
doy gracias a los dioses que pudieran existir
por mi alma invicta.
En las azarosas garras de las circunstancias
nunca me he lamentado ni he pestañeado.
Sometido a los golpes del destino
mi cabeza está ensangrentada, pero erguida.
Más allá de este lugar de cólera y lágrimas
donde yace el Horror de la Sombra,
la amenaza de los años
me encuentra, y me encontrará, sin miedo.
No importa cuán estrecho sea el portal,
cuán cargada de castigos la sentencia,
soy el amo de mi destino:
soy el capitán de mi alma.