jueves, 3 de julio de 2014

Amores del pasado

Ya sabes a que me refiero. A esos amores que por fuerza del destino no pudieron ser. Todos los hemos tenido. Y todos tratamos de olvidarlos.

Pero sabes una cosa? Es inútil. Los viejos amores son como esos sarpullidos que en cualquier momento creías curados pero surgen, te pican y te despiertan.Están por todas partes. En una calle, en un paseo a la ribera de un río, en una playa, en un hotel, en la música, en alguna comida, algún aroma. Incluso en tus sueños. A veces te enojas contigo mismo por volver a tenerlos.

Los viejos amores son como esos parientes que de repente aparecen y tú que creías estaban olvidados… están en la puerta de tu casa…sonrientes y dispuestos a hacerte pasar un rato de melancolía.

Un consejo: no luches contra ellos. Acéptalos.

Los viejos amores siempre ganan. Reaparecen guiados por sus propias fuerzas que son siempre mayores a las tuyas. Ahí están. Aunque tengas ahora otro amor. Que crees definitivo.

Esos viejos amores, son muy fuertes y persistentes. Son anteriores a todos. Estampados de manera invisible a tu piel y a tu corazón. Como esos tatuajes que crees haber borrado, pero que dejaron esa impronta indeleble que recuerdan que estuvieron ahí. Por eso digo que es inútil la pelea. Están y estarán aunque te propongas lo contrario. Después de todo, son partes de tu vida que a veces, secretamente, anhelas que vuelvan.

Cosa que en general no sucede. Porque ya son inmateriales y se guían por sus propios medios. Nosotros sólo los sufrimos o gozamos con ellos. Y el tiempo ya pasó. No volverán y si lo hacen, notarás que no son los mismos. Lamentablemente. O por suerte. Porque ya no son lo que tu recuerdas, son otros, con la piel parecida.