martes, 12 de junio de 2012

Amoris interruptus

El comentario de Amaranta me ha llevado a escribir este post.

Me he preguntado: Porqué hay amores que cuando pasan podemos pasar página sin problema y en cambio otros nos persiguen durante meses, años o incluso toda la vida.

Mi teoría es que depende en qué estación ha sucedido la ruptura.

Si te pilla relativamente pronto, donde no te ha dado demasiado fuerte el enamoramiento, pues creo que es relativamente fácil pasar página. Quizás nos moleste un poco, pero no nos crea un impacto importante.

Si te pilla con la relación ya en estado moribundo, pues tampoco te pilla demasiado, más bien es un alivio el poder dar carpetazo a una relación que ya no es lo que fue, y donde el enamoramiento ya pasó hace mucho y no tuvo la oportunidad a dar lugar al verdadero amor.

El problema viene de los amores interrumpidos. Cuando están en plena efervescencia del enamoramiento, o incluso ya en plena etapa del amor tranquilo.

En ambos casos, la pérdida del ser amado es traumática. Y es lo que nos crea los clásicos desamores, las desazones, las sensaciones de pérdida parecidas a las que sientes cuando realmente pierdes a esa persona por una muerte. Es más, si pierdes a alguien por muerte, por muy mal que lo pases, no tienes la sensación de, además, haber hecho el canelo, de que se han reído de ti, el orgullo herido. Que si se junta con el dolor de la pérdida, ya es el remate.

Esa sensación que describió Amaranta en el post que puso en el blog de Princesa, esa sensación que tengo yo con respecto a cierta relación fallida. Pero que la mayoría de nosotr@s hemos tenido que aprender a convivir con ella, porque a (casi) todos nos ha pasado esto en algún momento de nuestras vidas.

Y la única medicina es el tiempo. El tiempo y el amor a sí mismo. El quererse y valorarse, para saber que no debemos echarnos a nosotros la culpa de la situación, si no a aceptarla. Y ver que por mucho que hayamos sido rechazados, somos y valemos mucho. Mucho más de lo que sentimos en ese momento.

A tod@ aquel/la que sienta desamor, un abrazo muy fuerte. No estás sol@. Y juntos somos más y más fuertes.

Buenas noches y felices sueños.