lunes, 19 de diciembre de 2011

Regalos Navideños

Ya se van acercando las fechas en que todos, por decreto ley, debemos estar contentos, felices, abrazándonos y queriéndonos unos a otros, después de haber esta haciéndonos la puñeta el resto del año.

La verdad es que de niño me encantaban estan fiestas, pero eso terminó al hacerme definitivamente mayor con la noticia de la grave enfermedad de mi padre. Se acabó ahí todo lo que para los demás es normal, mi madre me hizo ver que esa vida feliz y sin problemas que había tenido desde que vine al mundo se había acabado y que debería sacarme las castañas del fuego solito a partir de ese momento. Algo que he hecho hasta la fecha, con más o menos problemas. Y orgulloso de ello. He sacado adelante unos estudios de formación profesional, universitarios e incluso post-universitarios. Todo pagado de mi bolsillo o con ayuda de alguna beca que también me gané. Currando desde entonces en lo que pudiera, aunque intentando que fuera lo que más dinero dejara.

Pero el caso es que desde entonces, mi visión de la Navidad es otra. Es una época donde recuerdo los tiempos buenos que no volverán, aunque siempre he intentado (y creo que conseguido) que a los seres que quiero no les afecte mi visión negativa de las mismas, si no que lo disfruten lo más posible.

El caso es que el viernes de la semana pasada, por fín, se acabó la guerra, se firmó el armisticio entre mi ex y yo. Hemos llegado a un acuerdo que no contenta a ninguno, pero que satisface nuestros mínimos, y que por lo tanto, entiendo que debe ser justo. Se acabaron casi 2 años de negociaciones muy muy tensas, que muchas veces nos han llevado a gritar, insultar, decir groserías, y lindezas varias el uno al otro. También han habido muchos momentos de pura rabia, desesperación, llantos amargos y creencia de que se nos tragaba este mundo cruel e injusto.

Pero como decía mi abuela, no hay mal que 100 años dure, ni cuerpo que lo aguante, al parecer el desgaste mútuo nos ha tranquilizado a los dos y hemos sido capaces de encontrar un acuerdo de mínimos con el cual poder ir al juzgado y al menos no seguir la pelea en el mismo. Ella ha sacado (económicamente) todo lo que podía sacar, yo he cedido con los niños todo lo que mi conciencia me ha permitido, pero entiendo que de esta manera, al final, nadie sale totalmente perjudicado, teniendo en cuenta que el hecho de divorciarse ya supone un perjuicio para todos los implicados.

El caso es que, al menos eso espero, podré brindar en fin de año por aquello tan famoso de "año nuevo, vida nueva!"`. Que así sea, y que sea para bién.

Os deseo a tod@s unas felices fiestas y un próspero 2012, que, en contra de todas las visiones agoreras, espero que sea mejor que el 2011.

un beso a tod@s.